Hay distintas maneras de escuchar música que, por supuesto, no son excluyentes. Aunque podamos utilizar un modo de escucha más que otro, es también muy habitual asociar estos modos a distintas circunstancias o incluso a estilos musicales. En general podemos resumir en tres maneras: sensorial, emocional, intelectual. En este punto he de aclarar que, aunque el término "intelectual" podría resultar un poco pedante, me parece la mejor forma de aproximarnos a su significado, es decir, al modo de escucha analítica que explicaré más adelante.
La escucha sensorial se refiere a todas aquellas personas que utilizan la música por puro placer, para crear un ambiente determinado pero sin realizar ninguna aproximación de tipo analítico. Es el caso del que pone música mientras realiza otro tipo de actividad. Consigue con esto crear un "ambiente sonoro" que forma parte del "mobiliario" y que produce una sensación placentera, ya sea por la propia música (el estilo le gusta y disfruta con el ritmo o la melodía) o porque se siente acompañado (algunas personas, sobre todo la gente mayor que suele sentirse bastante sola, ponen la tele a todo volumen para tener la sensación de que hay alguien con ellos en casa). Ejemplos de este tipo de escucha es el de aquellos que leen o estudian mientras escuchan música o los que utilizan la música para correr o realizar una actividad deportiva.
En el caso de la escucha emotiva interviene un tipo de análisis que podríamos llamar emocional: la música nos sugiere o evoca algún tipo de emoción como alegría, melancolía, energía, quietud, tranquilidad, nerviosismo. Realizamos un acercamiento analítico al sonido pero desde un punto de vista extramusical. Como ejemplo de este tipo de escucha podríamos considerar a aquel que, bajo determinada circunstancia (alegría, pena, tristeza, ansiedad, etc.), busca un paralelismo en aquello que escucha, sintiéndose quizás reconfortado por ello al poder sacar hacia el exterior y volcar en la música la emoción que guarda dentro de sí.
Por fin, el último modo de escucha sería el llamado intelectual porque a través de él analizamos elementos musicales o sonoros con el fin de disfrutar al máximo de la música como obra de arte, su construcción, su interpretación, etc. Este sería el caso de la mayoría de los músicos y de los melómalos que disfrutan de la música como de una obra de arte. Es evidente que para este tipo de escucha se requieren una serie de conocimientos musicales y una cierta costumbre o hábito.
Evidentemente los tipos de escucha anteriores no siempre ocurren aisladamente sino que se combinan dando lugar a modos mixtos. También es importante no hacer suposiciones previas pensando que el hecho de ser músico lleva consigo un tipo de escucha intelectual. Desgraciadamente esto no es así y, aunque este es otro tema, muchos músicos realizan lo que yo llamaría una "caza de brujas", a la búsqueda de defectos técnicos o interpretativos, sin detenerse en el sonido en si mismo. Como digo este es otro tema que abordaré en futuras entradas.
Siguiendo con los modos de escucha, la escucha intelectual es la que se supone que hay que realizar cuando lo que queremos es analizar musicalmente una obra, sin dejar de lado la escucha emocional o sensorial que pueden aportar datos importantes relativos a la percepción y a otros aspectos sociales de la música. Con el fin de ayudar a mis alumnos en este aspecto, he realizado un esquema de los diversos puntos a tener en cuenta tanto mientras se escucha como para el posterior comentario escrito.
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