La cantata, a diferencia de la tocata y la sonata, era una obra para ser cantada. Aparece al mismo tiempo que la ópera y el oratorio, en el siglo XVII, y, al igual que éstos, estaba integrada por varios movimientos o secciones, generalmente recitativos y arias. Había varios tipos de cantatas tanto de tipo religioso como profano.

Ejemplos de cantata del siglo XVII son Lagrime mie de Barbara Strozzi, Ferma, laschia ch'io parti de G. Carissimi y Augellin vago e canoro de A. Scarlatti.

La creación de cantatas por mujeres en el siglo XVII marcó un hito en la historia de la música, aunque muchas de estas compositoras no recibieron el reconocimiento que merecían en su tiempo. Aquí tres ejemplos notables:

1. "L’Eraclito amoroso" de Barbara Strozzi (1619-1677): Esta cantata es un ejemplo sublime del talento de Strozzi para expresar emociones profundas a través de la música. "L’Eraclito amoroso" es una obra que destaca por su expresión dramática y su rica textura vocal, reflejando el estilo barroco de la época. Strozzi, una de las pocas mujeres publicadas en su tiempo, logró capturar en esta obra la esencia del amor y el desamor con una sensibilidad única.

2. "Il primo libro delle musiche" de Francesca Caccini (1587-1640): Francesca Caccini, una compositora y cantante italiana, fue una figura destacada en la corte de los Medici. Su colección "Il primo libro delle musiche" incluye varias cantatas que demuestran su habilidad para combinar texto y música de manera efectiva. Estas obras son ejemplares por su complejidad melódica y por la forma en que Caccini maneja la voz para transmitir emociones intensas.

3. "Arias" de Isabella Leonarda (1620-1704): Aunque Leonarda es más conocida por su música sacra, sus arias y cantatas revelan una profunda comprensión de la forma de la cantata. Sus obras destacan por su claridad estructural y su habilidad para fusionar el texto con la música de manera armoniosa. A pesar de estar en gran parte confinada a la vida conventual, Leonarda logró dejar una marca significativa en el mundo de la música barroca.

4. "Che si può fare" de Barbara Strozzi: Esta obra es otra joya en el repertorio de Strozzi. "Che si può fare" se destaca por su emotiva interpretación del deseo y la resignación. La cantata explora temas de amor y desesperación a través de una melodía cautivadora y una entrega vocal intensa. La habilidad de Strozzi para capturar la complejidad de las emociones humanas en su música es particularmente evidente en esta pieza.

5. "Schiere invitte, non tardate" de Antonia Bembo (c.1640 - c.1720): Bembo, una compositora italiana que pasó gran parte de su vida en Francia, ofrece en esta obra un ejemplo del cruce cultural en su música. La cantata "Schiere invitte, non tardate" combina la sensibilidad italiana con influencias francesas, resultando en una textura musical rica y variada. La pieza muestra la capacidad de Bembo para escribir música que es a la vez emocionalmente resonante y técnicamente sofisticada.

6. "Non pavento io non di te" de Caterina Assandra (c.1590 - post 1618): Assandra, una compositora y monja benedictina, demostró en sus obras un notable dominio de la polifonía y un sentido profundo del texto. "Non pavento io non di te" es una muestra de su habilidad para tejer complejas líneas vocales que se entrelazan con gran efecto emocional. Esta cantata no solo destaca por su calidad musical, sino también por representar la voz de una mujer en un ámbito dominado por hombres.

Estas cantatas son ejemplos luminosos de cómo las compositoras del siglo XVII pudieron navegar y destacar en un mundo musical predominantemente masculino, dejando un legado duradero que aún resuena en la música clásica contemporánea. No son solo importantes por su calidad artística, sino también por representar la voz y la perspectiva de las mujeres en una época donde su presencia en el mundo de la música era a menudo marginada o ignorada.

La cantata del siglo XVII